Altar: San Caralampio, originalmente cargada por Comitan.
San Caralampio llegó a Comitán por el año de 1850 con un soldado de nombre Otero; este soldado tenía una novena histórica del mártir Caralampio, en cuya portada venía la efigie del mártir hincado, un romano alfanje en mano dispuesto a decapitarlo y el Redentor en una nube en lo alto. Don Raymundo Solís vecino del barrio de La Pila, leyó esta novena y se convirtió en admirador del mártir y le pidió al soldado se la vendiera. Hizo un cuadro copiando la portada de la novena y lo llevó a su rancho Tzeltón, cercano a la población y lo nombre Patrón del lugar. En aquella ocasión la peste invadió a Comitán, la viruela hacía estragos, lo mismo que el cólera y dio la casualidad que en el lugar donde se veneraba el santo, no hubo ningún caso de estas enfermedades, aunque en Comitán morían por montones. Por lo tanto, fue nombrado desde luego abogado especial contra la peste y los aires contagiosos. Cuando pasó la virulencia y el pueblo recobró la calma, formaron una junta los vecinos de La Pila, don Raymundo donó un terreno, y ahí levantaron los primeros cimientos del templo en 1852. La fiesta de San Caralampio se empezó a celebrar casi enseguida de iniciado el culto. San Caralampio es un santo ortodoxo muy famoso, en el santoral católico no existe, en griego su nombre es Xarálambos (algo que da mucha alegría, luz resplandeciente de Xará, alegría y Lambí, brillar). La historía completa puede encontrarse en el siguiente libro.
Bibliografía
* Román de Becerril, Leticia. Comitán... Un lugar para soñar. Calendario Gastronómico. Editorial Gernika. 1995.
* Román de Becerril, Leticia. Comitán... Un lugar para soñar. Calendario Gastronómico. Editorial Gernika. 1995.
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