Amín Guillén Flores
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La naturaleza se comporta como una madre o quizá como una hermana amoroso o como una mujer digna de todo el cariño por sus dotes que conllevan la supervivencia del ser humano, y así todo va bien pero, ¿qué pasa cuando esa fuerza inmensamente inteligente, poderosamente integrada con inteligencia, de pronto se sacude y en la materia de los grandes montes muestra esa actividad estremecedora que primero hace temblar la tierra y luego erupciona lanzando material incandescente fundido al rojo y hecho mole y ceniza para susto de los distantes y sufrimiento de los habitantes cercanos? Para muestra… El Volcán de Santa María de Guatemala, año de 1902.
Ceniza y explosiones, es esta la reseña de hechos sobrecogedores ya pasados en manos del reportero investigador toma esa dinámica que la obra escrita y la documentación permiten para por medio del lenguaje escrito cumplir su cometido de mensajear y los testigos presenciales, uno de ellos, nuestro mercado del centro, el cual según su frontón reza AÑO DE 1900, y entre otros, las gentes que a la escucha de las explosiones horrísonas guardaron papeles e información oral para contar la historia, o bien para narrarla con la esperanza de que ese alguien la platicara a otra generación en una lucha por estirar las manos y allá en el tiempo futuro alcanzar los oídos de gente que aún no nacía. Aquí, la conciencia del humano es el destinatario de estos eventos, y para narrar un podo del asunto de la madre amorosa que de repente enloquece de furia y lanza a sus hijos al susto y al sufrimiento, quizá para recordarnos a los hombres que, en nuestro paquete no contamos aún con un predictor de temblores y solo la probabilidad y el censo de datos ha sido la ciencia que ha metido su cuña en el evento; actividad interna de la tierra.
Sin embargo subsistimos, y como dijo el herrero: qué bonito es poder contar el hecho o como es este caso, narrarlo y recabar información para que al que se lo cuenten también lo cuente, en esta oportunidad, a esta generación de autor periodístico dispuesto a levantar el escombro para conocer las verdades y alertar al presente.” (Prólogo de Samuel Guillén Flores)
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GUILLÉN FLORES, Amín. Chiapas y Guatemala unidos por la ceniza del volcán Santa María. Comitán 1902. ADN, 2002.
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